PUBLICACION DE JORGE ABELLO www.derf.com.ar
ABSTINENCIA DE PERSONAJES

[03/08/2008 | 09:53 ] A medida que fueron transcurriendo los días fui cayendo en una especie de pozo depresivo o abstinencia de personajes – eso me dijo mi psicoanalista-.

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Es muy normal que en los tiempos que vivimos tengamos pozos depresivos, los motivos pueden ser innumerables, pero los más frecuentes son los producidos por el estrés y la economía. Hasta allí, lo mío no tiene ningún hallazgo periodístico, pero viene la segunda parte, esa que habla de la abstinencia de personajes, esta si que me costó entender, aunque ahora, mientras escribo esta columna voy atando cabos y mi psicoanalista tiene razón. Sabe por qué… Alfredo ya no está en televisión, no hay piquetes por la 125 y tampoco veo a Bazán (mejor periodista – según APTRA- en el 2007) Quizás a usted le suceda lo mismo y si todavía no le pasó, no se asuste, este nuevo problema podría llegarle en cualquier momento. Para llegar a esta conclusión, tuve que hurgar en lo más profundo de mi memoria, incluso lo charlé con amigos, debía encontrarle un sentido a lo diagnosticado por mi profesional y tanta va el cántaro a la fuente que… llegue a una concreta – a mi entender- conclusión. Usted se acuerda del caso Coppola, si el mismo que ahora sufrió un ACV, o sea accidente cerebro vascular, el ex bancario y representante de Diego Maradona, el ex esposo de Yuyito González, de María Fernanda Callejón de Analía Franchín entre otras. ¿Se orientó? Bueno, desde allí arranque mi derrotero de averiguaciones y en ese camino me fueron apareciendo nombres a los que me familiaricé mucho, Yayo Cozza, Natalia De Negri, Samantha Farjat, Jacobo Winograf, Alberto Tarantini, el Juez Bernasconi, Mariano Cúneo Libarona, con todos ellos entablé una amistad platónica. Todos los días a la hora del almuerzo de la mano de Mauro Viale entraban a mi hogar para hacerme sentir parte de ellos. Claro, esto fue a mediado de los 90. Cuando todo pasó, Mauro ya no tuvo más espacio en la TV abierta, fui perdiendo el contacto diario con mis “amigos” del mediodía y ahora recuerdo que me pasó algo similar a lo que ahora vivo… me fui quedando solo. Seguí buscando en mi archivo (léase memoria) y encontré amigos que se acercaron a mi a través de la televisión. La Turca, aquella que estuvo en el motel con un encumbrado político puntano que hoy da cátedra desde su banca. Esa mujer me encantaba, y llegue a pensar que podíamos ser más que amigos. Los “horneros”, Gregorio Ríos, aquellos que asesinaron a José Luís Cabezas, esos no me caían muy bien. El incógnito Yabrán, el “bambino” Veira, Silvia Suller, y tantos otros que pasaron como un rayo por mi vida dejando el vacío igual que deja un amigo cuando se va. No hace mucho, creí que por fin mi amigo había llegado, ese era el “Ingeniero” Blumberg, mis contactos con él a través de la pantalla era casi a diario, su causa era noble, juntar 100 mil personas en el Congreso para presionar por un cambio de leyes y que la Argentina fuera más segura no estaba mal, pero el hombre no resistió a los micrófonos y a las cámaras y comenzó a veletear políticamente buscando un espacio – de derecha- que le permitiera seguir gozando de fama mediática. Ahí, dije basta. No quiero más amigos de la tele. Pero parafraseando a Lerner… “el amor puede más”. Y todo quedó plasmado aquel 12 de marzo cuando por primera vez en mi vida vi al hombre que daba el perfil de amigo. ¿Sabe quién era? Alfredo De Angeli. Hombre de palabra fácil, de tonada gauchesca, pícaro, entrador, todo lo que uno busca en un amigo – o al menos yo -. Pasaron cuatro meses, Alfredo, era uno más en casa, en esta oportunidad, Mauro Viale nada tuvo que ver. El responsable de nuestra amistad fue Bazán (mejor periodista – según APTRA- en el 2007), el mismo que investigó la muerte de Natalia Fraticcelli, y las hamacas de Firmat y hombre clave en la estructura de de Canal 13 que con su hablar cansino y hasta conmovedor me hizo entender que el dirigente rural entrerriano podía ser un gran amigo. Debo sincerarme, le creí a Bazán y desde allí Alfredito jamás faltó a la cita del almuerzo y la cena de casa. Pero un día, un tal Cobos, votó “no positivo” – jamás entenderé porque no dijo: voto negativo- y de pronto… Alfredo se fue, ya no vino más a casa, prefirió otros amigos, a los Llambías, a los Miguens, a Buzzi no porque no lo quiere, a los Grobocopatel y otra vez quede solo. Recién allí comprendí a mi psicoanalista y me di cuenta que es abstinencia de personajes. Pueda ser que los argentinos de una buena vez comprendamos quienes son reales y quienes son ficticios y no nos dejemos confundir con estos personajes. Ayer Samantha Farjat, hoy Alfredo De Angeli, Mañana si Dios y la Patria me lo piden… puedo ser yo. Jorge Abello 03 de agosto de 2008 (DERF)